Existen diferentes causas por las que tu perro empezó a cojear de repente, entre las más comunes son las siguientes: Traumatismo (que se haya golpeado y presente dolor e inflamación) Lesión ósea (fractura, fisura, luxación, etc.) Lesión articular (degeneración, infección, etc.)
¿Qué hacer si mi perro cojea de una pata trasera?
Si tu perro cojea, lo primero que tienes que hacer es revisar las patas y encontrar el foco del dolor. Si al palpar le duele, se quejará o intentará morderte para que te alejes. Sin embargo, es el veterinario quien puede determinar si es algo leve o no, así que es importante que lo lleves cuanto antes.
¿Por qué mi perro cojea pero no se queja?
Aparte de clavarse algo en la pata, o de sufrir alguna herida, la causa más común por la que un perro cojea es una lesión articular. O en los músculos y huesos. En muchos de estos casos, la delatará alguna hinchazón en la pata, o una inflamación en las articulaciones.
¿Por qué mi perro cojea de la nada?
Las cojeras de aparición repentina se asocian a golpes, caídas, fracturas de hueso, rotura de un ligamento, problemas de cadera, etc. Las cojeras de larga duración se asocian a artrosis, a enfermedades degenerativas de las rodillas, la cadera, el hombro y el codo o a tumores.
¿Cómo saber si mi perro tiene una lesión en la pata?
Se buscan puntos de dolor, inflamación, movilidad anómala y crepitación (es decir, si la pata «cruje» al manipularla o someterla a carga).